miércoles, noviembre 27, 2013

ENTREVISTA AL ESCRITOR JESÚS MARTÍN RODRÍGUEZ


Jesús Palomar, profesor y escritor, entrevista al escritor y profesor Jesús Martín Rodríguez con ocasión de la publicación de su segundo libro de relatos El filósofo impaciente


Nos citamos en Peña Grande, un chiringuito clásico de Santa Pola al borde del Mediterráneo. Hace buen día, a pesar de estar ya en noviembre. Jesús Martín toma una tónica y yo pido un café con leche. El primer par de preguntas que le formulo para abrir boca son muy directas:

—¿Por qué escribes? ¿Cómo definirías tu estilo?

—Ojalá pudiera saber yo por qué escribo. En realidad, lo hago desde hace mucho tiempo. Cuando era solo un niño empecé una novela que se titulaba Huracán y contaba cómo un huracán se acercaba peligrosamente a Nueva York. Era la época de las películas de desastres naturales como Terremoto, El Coloso en llamas o La aventura del Poseidón. Por supuesto, no la terminé. No sé qué habrá sido de aquellas cuartillas escritas a mano. Siempre he tenido necesidad de contar historias, aunque desconozco el motivo. Creo que mi estilo es sencillo, sin grandes alardes semánticos; me gusta centrarme en la historia sobre todo.

—La mayoría de los relatos de El filósofo impaciente destilan filosofía. Explícitamente dos de ellos se refieren a Borges y a Kafka, dos escritores muy filosóficos y, por ende, grandes escritores de relato breve. ¿Crees que el relato breve es un género especialmente adecuado para la filosofía? ¿Qué filósofos han influido especialmente en tus relatos? ¿Qué opinas de Borges?

—Creo que cualquier manifestación artística destila filosofía en mayor o menor medida. Como la vida misma. En relación con la literatura, no creo que un determinado género sea más proclive a la filosofía. Esta puede impregnar una novela, una poesía, una obra de teatro y, por supuesto, un relato corto. En mi primer libro de relatos, Helénicas, también había mucha filosofía. Son muchos los filósofos que influyen en mi literatura. Los existencialistas como Sartre o Heidegger. También los grandes pesimistas como Cioran o Schopenhauer. En cuanto a Borges, me parece un cuentista sobresaliente del que me siento gratamente influenciado. A pesar de que el relato que he escrito sobre él no lo deja muy bien parado —Jesús ríe y toma un sorbo del vaso. Su mirada se desplaza hacia el mar, donde un par de bañistas se han lanzado a las olas aprovechando los veinte grados de temperatura.

—¿Eres un profesor de Filosofía que escribe o un escritor que trabaja como profesor de Filosofía?

—Soy un profesor de Filosofía  a quien le gustaría dejar de ser profesor de Filosofía y vivir del cuento —vuelve a reír, esta vez es un atisbo de carcajada.

—Siendo profesor de Filosofía es obligada un par de preguntas: ¿Qué opinas de la reducción de horas de Filosofía en la LOMCE?¿Y de la enseñanza en España?

martes, noviembre 12, 2013

TOLERANCIA

A menudo escuchamos a nuestros políticos decir que “hay que ser tolerantes” o que “la tolerancia es una virtud democrática”. También es común que el político de turno proclame que hay que aplicar “tolerancia cero” a la violencia doméstica o a la apología del terrorismo, evitando así la palabra intolerancia por miedo a ser tachado de antidemocrático o autoritario. Es obvio que la palabra tolerancia, como tantas otras propias del lenguaje político, ha perdido su significado original y ha pasado a convertirse en un mantra que tiende a hipnotizar tanto al que la dice como al que la escucha. Es pertinente pues intentar aclarar un poco su significado originario.