domingo, febrero 26, 2012

DISONANCIA COGNITIVA



   A menudo me he preguntado cómo es posible que verdugos de personas inocentes puedan culpar a las victimas. Los nazis y sus simpatizantes solían considerar que los judíos se merecían el castigo. Y la mayoría de los habitantes de muchos pequeños pueblos vascos ensalzan a los criminales etarras como héroes.

   La tendencia a culpar a la víctima aparece como una forma de autoprotección psicológica, y está basada en la creencia en un mundo justo donde cada cual recibe lo que merece: bueno o malo. De esta forma pueden pensar que a ellos, que son buenas personas, no les pasará nada realmente malo. Si, por el contrario, el mundo que nos rodea es considerado un lugar injusto, a cualquier persona puede sucederle algo terrible haga lo que haga, con escasas probabilidades de control. De ahí que haya tanta gente que, erróneamente, quiere creer en ese hipotético mundo donde cada cual obtiene siempre lo que merece.
   Y si resulta que nosotros somos personas buenas y decentes. Y el mundo donde vivimos es justo; y  hemos asesinado a una persona o hemos aplaudido el hecho, algo marcha mal. Hay una gran disonancia cognitiva que nos crea mucha tensión y ansiedad. Entonces resolvemos la tensión convenciéndonos de que la víctima se lo merecía. El tema de la disonancia cognitiva y la racionalización ya ha sido tratado en este blog.
   ¿Cómo surgió este concepto tan interesante de la Psicología social?
   De tanto en tanto, alguna secta pronostica el fin del mundo en alguna fecha concreta. Éste fue el caso de una secta sueca que en los años 50 pronosticó que el fin del mundo llegaría en Navidad. El investigador Leon Festinger se interesó por saber qué pasaría con las creencias de esta secta cuando, al llegar Navidad, no pasara nada y tuvieran que admitir que su creencia era falsa y estaban equivocados. Al día siguiente de Navidad, la explicación que recibió fue "Es verdad que el mundo iba a desaparecer, pero como nosotros hemos visto y aceptado esta verdad, hemos creído firmemente en ella. Por ello, nuestra fe ha evitado que el fin del mundo aconteciera". Lo que está claro es que al día siguiente de Navidad, los miembros de esta secta sabían dos cosas: primero, que habían creído en el fin del mundo; y segundo, que no había ocurrido. Por lo tanto, tenían dos pensamientos, es decir, dos cogniciones, que se contradecían entre sí. A raíz de la explicación que Festinger le dio a este suceso, surgió la teoría de la disonancia cognitiva.
    Más información sobre  disonancia cognitiva aquí.