domingo, octubre 23, 2011

UN DILEMA ÉTICO

Imaginemos una protosociedad donde no exista ley positiva y, por tanto, tampoco exista poder coactivo que la haga cumplir. Y tras esta concesión a la utopía, demos ahora una concesión a la realidad. Imaginemos también que aunque todos los miembros de esa sociedad han llegado a ciertas máximas éticas comunes utlizando la razón y el buen sentido, las normas éticas de cada uno de los miembros no coinciden en su totalidad. Es decir, cada uno tiene sus ideas sobre lo que es correcto o no, aunque en gran medida sean coincidentes.

La cuestión es la siguiente: El ciudadano A tiene a su disposición al ciudadano B (digamos que ya está detenido e inmovilizado). El ciudadano B sabe donde se ha colocado una bomba que matará a cientos de seres inocentes.

El ciudadano A es pacifista. Está en contra de la mentira, del crimen masivo y también de la tortura. Desde un purismo ético no debería torturarle ni engañarle para hacerle hablar, pues si lo hace dejaría de ser consecuente con su defensa de la sinceridad y su crítica de la tortura. Pero si no le engaña ni le tortura, el ciudadano B probablemente no hablará y cientos de personas inocentes probablemente morirán.

Posibilidad a)no le tortura ni le engañas, pues piensa que la tortura y la mentira no debe ejercerse en ningún caso. Probablemente la bomba explotará.
Posibilidad b) le tortura, aun sabiendo que no debe hacerlo. E intenta ocultar su acción. Probablemente la bomba no explotará.
Posibilidad c) le tortura, pues asume súbitamente que la tortura es un buen procedimiento y es lícito torturar. Así lo dice, sin rubor alguno, a quien osa preguntarlo. Probablemente la bomba no explotará.

Las opciones nos son halagüeñas. O el ciudadano A asume altas posibilidades de que estalle la bomba. O admite algún grado de hipocresía o cinismo en su conducta. Trágica condición humana que se evidencia al confluir la exigencia de coherencia y la asunción de un poder, en este caso ocasional, capaz de alcanzar un bien a través de ciertos medios que podrían originar ciertos males.

El ciudadano A quisiera que no explotase la bomba, y no mentir, y no torturar, y mantenerse absolutamente coherente, y ser consecuente y digno. Pero no sé si la realidad le permitiría el cumplimiento de todos estos deseos en las circunstancias anteriores.