lunes, julio 07, 2008

NACIONALISMO Y MORAL CÁLIDA.


Según Darwin en el caso del ser humano hay un momento en el que la selección natural deja de ser sólo individual y se convierte en una selección grupal. Esto es muy interesante para explicar el origen de los sentimientos morales.
Un individuo altruista propenso a asumir riesgos vitales para beneficio de los otros no es, evidentemente, premiado por la evolución. El número de tales individuos descenderá progresivamente pues habrá un alto porcentaje de ellos que morirá joven y sin descendencia. No obstante, los grupos o tribus que tengan más miembros con actitudes altruistas, esto es, capaces de sacrificarse por sus parientes, serán premiados por la evolución. Evidentemente este grupo de parentesco tiene más posibilidades de sobrevivir, de expandirse y de aumentar su población. Una teoría explicativa del éxito de tales grupos con gran número de individuos valientes y generosos suele ser el gen egoísta. Que los padres den la vida por los hijos, por ejemplo, es una actitud altruista, pero un biólogo solo verá en ello la salvaguardia de la carga genética presente en los propios progenitores, es decir, un egoísmo “de grupo”.
El sentimiento moral más originarios dentro de este grupo premiado por la evolución es, efectivamente, el altruismo, como ya dijimos, pero también la reciprocidad. Sin embargo, tanto altruismo como reciprocidad están en proporción directa con la cercanía en el parentesco. Se es muy altruista con los parientes cercanos, menos con los lejanos y poco o nada altruista con las otras tribus. Igualmente se actúa con una reciprocidad a fondo perdido con los parientes muy cercanos, por ejemplo hijos o padres. Esto es, a veces los padres se sacrifican por los hijos, y quizá en dos o tres generaciones son los hijos los que se sacrifican por los padres. Pero la reciprocidad se vuelve más impaciente con los miembros de la tribu que no son parientes cercanos. Cuando un hombre y una mujer de distinto clan pero de la misma tribu se hacen regalos o se muestran generosos el uno con el otro con vistas matrimoniales, la respuesta correspondiente debe darse en un tiempo más corto que entre un hijo y un padre si es que se quiere evitar una nefasta confusión entre los futuros cónyuges y por ende entre los respectivos clanes. No obstante, se suele actuar con una reciprocidad preventiva o negativa cuando la relación es con otras tribus. Es decir, respetamos los contratos, que garantizan la reciprocidad, en la medida en la que estamos persuadidos de que es mejor hacerlo que no hacerlo. Si estamos persuadidos de que la otra tribu es significativamente más débil, simplemente se la saquea. Ejemplo paradigmático de tal cuestión es el comercio de mujeres con otras tribus o bien su secuestro. Y aquí nos encontramos con otro punto importante para explicar el proceso de hominización y humanización: la exogamia.
Estos comportamientos de moral cálida los encontramos también en otros mamíferos, sobre todo primates. Pero donde más patente se hacen es en los animales más gregarios: hormiga y abejas. Tanto en su aspecto positivo (altruismo) como el negativo (hostilidad al que no es del grupo).
De modo que los sentimientos morales cálidos, llamémoslos así, que parecen tener una base biológica y son relativamente bien explicados por mecanismos evolutivos y genéticos, tienen también su sombra: la hostilidad hacia los otros grupos (que no tienen nuestra carga genética). Los sentidos que originariamente nos permitirían la diferenciación y nos inclinarían hacia la segregación serían la vista, capaz de informarnos del aspecto del otro, pero sobre todo el olfato, muy ligado al reconocimiento hormonal de carácter filial o sexual.
Ahora bien, explicar la génesis de esta hostilidad hacia los otros, que no es más que el reverso del altruismo hacia los propios, no es, desde luego, justificación. A menudo la explicación se torna racionalización. Y pasamos cómodamente de explicar a justificar con un baño intelectual nuestras inclinaciones individuales o grupales más básicas cayendo una y otra vez en la insidiosa falacia naturalista. También la venganza puede tener una base instintiva comprensible, sin embargo la civilización lucha por implantar un constructo ideológico al que llama justicia. Algo meritorio, desde luego.
De modo que paliar esta tendencia xenófoba presente en los grupos humanos pasa ineludiblemente por enfriar un poco los sentimientos morales. Una moral algo más fría, basada en el respeto (y no tanto en el amor altruista), que pretenda una igualdad ante la ley de todos los individuos (sin considerar sexo, raza o condición) es desde luego algo meritorio y civilizado. Pero esto será siempre un esfuerzo intelectual contracorriente con la situación originaria. E incluso contracorriente con gran parte de nuestra tradición ilustrada y utopista.
Visto así, la tarea se torna heroica. Aún hoy la moral cálida es lo más públicamente alabado, tanto en su alabanza explícita al altruismo como en la efusiva crítica y mala prensa de su contrario: el egoísmo, olvidándonos demasiadas veces que desde un punto de vista biológico entre altruismo y egoísmo no hay una diferencia esencial y que además hay cosas más terribles que el egoísmo en sentido estricto, como son la crueldad o la injusticia. Nos olvidamos de todo ello, decíamos, quizá por ese prejuicio cristiano y hasta kantiano que a todos nos habita. No obstante deberíamos recordarnos algunas cuestiones de orden antropológico que no convine subestimar. No se puede amar cálidamente a toda la humanidad. Salvo, quizá, el santo en comunión mística con Dios. Y cuando un político lo proclama, evidenciando así su impostura, sin duda nos acerca un poco más al infierno. Pues cuando la ética cálida se exalta y se convierte insensiblemente es mandato político es para estigmatizar a aquellos que son “malvados” o “enemigos” y que sería bueno aniquilar ¡Cuánto mejor resulta el político sensato que proclama que todos merecen respeto y reconocimiento en su dignidad sin la necesidad de estas efusivas proclamas amorosas! El amor hacia el otro es siempre el amor a los próximos y cercanos, el amor a los nuestros. Y cuanto más cálido es este sentimiento más cálido es también el sentimiento de hostilidad e incluso odio a los extraños que no son como nosotros. Así ocurre en las comunidades y en las culturas donde el sentimiento de pertenencia es exaltado y primordial, pues tales comunidades solo ven en el respeto, debidamente unido a la libertad individual como proclama política, un síntoma de descreimiento y debilidad. Un síntoma claro de decadencia que solo puede generar desprecio. Pero amar a la humanidad, a la nación o a la comunidad (por encima de otras consideraciones ideológicas algo más frías y racionales) es otra cosa distinta que el amor mismo. Desde el poder, demasiada veces excusas una y otra vez toleradas para proyectos utópicos de carácter totalitario; uno de los múltiples caminos por donde la política se pervierte por mor de los sentimientos que en ella se involucran. Sentimientos y política es el cóctel perfecto de la tragedia.
De modo que los nacionalismos, donde los propios nacionalistas dicen amar a los suyos efusivamente pero no necesariamente a la humanidad y que no escapan desde luego a la inercia xenófoba, resultan desde esta perspectiva elaboraciones ideológicas de aquellas actitudes primitivas muy presentes y quizá imprescindibles en el origen del ser humano.Ciertamente la actitud nacionalista es la heredera pseudoilustrada de factores que fueron decisivos a la hora de convertir al "último mono" en el "primer hombre", de modo que no hay que subestimar nunca su fuerza. No es fácil deshacerse del ruidoso motor que nos impulsó a salir de la órbita animal una vez que se consiguió (quizá sólo creemos haber conseguido), la inestable y sin duda imperfecta órbita civilizatoria. Si no andamos con cuidado ese motor molesto podría malograr el propio viaje en el cual estamos todos embarcados.
Jesús Palomar Vozmediano.

sábado, mayo 24, 2008

UNA INTRODUCCIÓN A KANT




La vida de Inmanuel Kant transcurre entre 1724 y 1804, en la ciudad de Königsberg, por aquel entonces capital de la Prusia Oriental. Hoy Königsberg pertenece políticamente a Rusia y se llama Kaliningrado, aunque geográficamente se sitúa entre Lituania y Polonia con estatus de ciudad autónoma. A pesar del confuso historial político de esta peculiar ciudad, Kant es sin duda alguna un filósofo alemán. Quizá el más grande filósofo de la cultura alemana.

Kant desarrolla su pensamiento durante el siglo XVlll, el Siglo de Las Luces, y es el mayor representante de La Ilustración germana. Pero, ¿qué es la Ilustración? El propio Kant intenta explicarlo en uno de sus primeros escritos. Dice así:
"La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad... La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo para servirse con independencia de él..."

lunes, mayo 19, 2008

¿POR QUÉ NO FUNCIONA LA ENSEÑANZA? IV

¿Promoción obligatoria?

Todo alumno debe ascender de curso según marca la ley, pero la ley no da un valor sustantivo a los conocimientos o a las actitudes (léase buenos hábitos, es decir, una conducta que al menos no entorpezca el aprendizaje de la mayoría). El criterio fundamental es la correcta integración y socialización del alumno, y en relación con este criterio es muy importante que el alumno abocado a repetir no se aleje demasiado de su grupo de edad (el pobre podría quedar traumatizado).

Evidentemente el alumno que tiene buen nivel académico y buena conducta pasa sin problemas al curso siguiente. Quien tiene un nivel académico malo (con varias asignaturas no aprobadas ni recuperadas en múltiples oportunidades) y un comportamiento pésimo o simplemente malo, también pasa. Pero ojo, quien tiene un nivel académico pésimo y una conducta nefasta también va pasando, aunque un poquito más lentamente. Obviamente el problema no es el primer grupo (este grupo es más bien la victima), el problema son los otros dos grupos que al promocionar mecánicamente (“promocionar”, de nuevo la neolengua psicopedagógica) entorpecen el nivel de aprendizaje de todos, de ellos mismos y de los otros (el grupo víctima).

Es oportuno recordar que cualquier alumno matriculado en ESO solo puede repetir un año cada ciclo. Es decir, un año cada dos años. Aun suspendiendo todas las asignaturas y aun sin saber español (si se trata de un alumno extranjero), si ya ha repetido 1º de ESO promociona obligatoriamente a 2º de ESO. Y el curso siguiente promociona mecánicamente a 3º de ESO, aun sin mejorar en conocimientos o actitudes. Si su nivel académico y conductual no mejora, probablemente repetirá 3º. Pero no siempre es así. Podría pasar a 4º normal o a 4º de diversificación. Dado que será el “último” año de educación obligatoria los criterios para tomar esta decisión no suelen ser (ahora menos que nunca) académicos o actitudinales, sino buenistas. Se trata de saber qué es lo mejor para el chico/a en cuestión, que repita 3º y separarlo de sus amiguetes casi de su edad o promocionarlo a 4º donde seguirá estando con sus amiguetes (en los casos en los que el problema del alumno es un comportamiento inadecuado, él y sus amiguetes podrán seguir fastidiando la clase rebajando el nivel académico de todos sus compañeros y seguir desesperando a sus profesores). La cuestión académica, actitudinal o lingüística, en el caso de los no hispanohablantes, cuenta aquí muy poco. De nuevo el criterio fundamental es el de la integración/socialización. O mejor dicho “la mal llamada integración”.Terminado el curso, el alumno podrá marcharse a casa, pero generalmente se le concede un año de gracia. Maldita la gracia cuando se da a un alumno “con problemas conductuales”, es decir, a un alumno que hace lo que le sale de las narices sin hacer caso a nadie (maldita la gracia que le hace a él, a los compañeros que aun tiene alguna motivación para aprender y a sus profesores. Aunque seguramente es una verdadera gracia para sus padres que podrán liberarse de su amado hijo durante un curso más). Esta “gracia” se concede sobretodo si el alumno aún no ha repetido curso en el segundo ciclo. Por buenismo que no quede.
De modo que en un 3º o 4º de ESO (para aclarar a los lectores que se pierden con tanto ciclo y curso diré que 3º y 4º de ESO se corresponden por edad a lo que en el plan antiguo era 1º y 2º de BUP) nos podremos encontrar con el chino y el ruso que no tiene ni idea de hablar español, los gamberretes de turno que se lo pasan bomba crispando a sus compañeros y a su profesor, los que tiene problemas cognitivos a veces verdaderamente llamativos (diversos tipos de autismos, psicopatías y deficiencias mentales), y todos ellos junto a lo que yo llamo el grupo víctima, “los normales”, que por cierto a estas alturas ya son muy poquitos pues por contagio y mímesis se han ido uniendo a alguno de los otros, sobretodo al de los gamberretes que es el que tiene mayor “prestigio social”. Este grupo de normales que queda son los resistentes, y son normales en relación con los alumnos de los años setenta, por ejemplo, pero son verdaderos héroes por su resistencia al contagio, y en otras circunstancias serían desde luego excelentes. Los que en estas circunstancias llegan a ser excelentes son verdaderos genios.
Ahora bien, este selecto grupito de alumnos que logra atravesar el desierto de la ESO solo tiene dos años para paliar el triste favor que le han hecho sus geniales gobernantes y la élite de expertos psicopedagogos que diseñó y puso en marcha esta casa de locos. Dos años, eso es lo que dura el bachillerato en la actualidad. ¿Recuerdan ustedes los tiempos en que había tres años de bachillerato y un año más de facto que se llamaba COU? En fin, aquello se acabó porque como ustedes saben era una cosa muy elitista que perjudicaba a los pobres. Pues bien, en tan solo dos años el alumno debe sacudirse todas las nefastas inercias de la ESO, incluido malos hábitos y el mínimo esfuerzo intelectual que en aquel desierto se exigía. La desesperación de los profesores ahora es de otro cariz, pero no menos erosiva. Prácticamente el primer curso de bachillerato se pierde intentando hacer comprender a los alumnos que aunque vengan a clase siempre, sean muy buenas personas o tomen los apuntes (muy bonitos ellos, por cierto), con rotuladores de colores, si sacan un cero en un examen, suspenden; que aunque ellos tienen sus opiniones sobre las cosas, 2+2=4 no es una cuestión de opinión; que hablar y levantarse sin permiso es intolerable; que el bachillerato no es obligatorio y si no les gusta pueden no matricularse, y así ad infinitum.

domingo, mayo 18, 2008

CABRERA Y EpC

Aquí os dejo una perla de la ministra de Educación (¿o es de educación y asuntos sociales, o de qué coño es? Bueno, de lo que sea,"¡pal caso!"):

Sobre la polémica asignatura EpC, Cabrera ha anunciado en el diario progubernamental que "mientras no haya una doctrina jurídica unificada, en este caso, del Supremo, lo que hay es una ley que hay que obedecer". En este sentido ha sostenido que "la responsabilidad de las comunidades es informar de forma clara y meridiana a los padres sobre las consecuencias de que sus hijos no estudien esta materia".

Tras este consejo, y ante la pregunta de qué consecuencias tendrá la objeción, la titular de Educación ha advertido, dejando claro que no es una amenaza, que "no obtendrán la titulación de la ESO. Es el cumplimiento de la ley".

ENSEÑANZA EN CUBA

Las palabras que a continuación expongo están entresacadas del blog de Yoani Sánchez llamado Generación Y. La heróica Yoani, recientemente galardonada con el premio Ortega y Gasset de periodismo digital (la administración cubana no le dejó venir a España a recogerlo), nos cuenta algo interesante sobre la educación en su país.

Solo añado dos cuestiones:

a) Cuando veas las barbas de tu vecino cortar....

b) Echar un vistazo al blog. Yo lo conocí cuando, antes de ser premiada, un ratoncillo de la red llamado filósofo impaciente lo recomendó en su blog.

http://desdecuba.com/generaciony/?p=233


"En la secundaria donde estudia mi hijo tuvimos una reunión de padres que duró tres horas y casi termina en una pelea. La directora del centro escolar leyó la resolución 177 del Ministerio de Educación aprobada en diciembre pasado, donde se establece que el índice académico ya no será determinante a la hora de proseguir estudios en la enseñanza media superior. Los que tengan más altas calificaciones no saldrán premiados con las mejores plazas en preuniversitarios de ciencias exactas, escuelas de arte o tecnológicos de informática y comunicaciones, sino que el tamiz de la selección beneficiará a los más “integrales”.
El conocido escalafón que se confeccionaba a partir de las notas acumuladas durante los tres cursos de la secundaria, ha dejado de existir. En su lugar, el profesor tiene la potestad de asignar –a dedo- quién estudia cada especialidad. Los nueve parámetros que, según el nuevo método de calificación, hacen la integralidad de un joven, son:
1. Asistencia y puntualidad2. Actitud ante el trabajo3. Actitud ante el estudio4. Disciplina5. Uso adecuado del uniforme y de los atributos pioneriles6. Manifestaciones y actividades político-patrióticas7. Participación en actividades culturales y deportivas8. Cuidado de la propiedad social y del medio ambiente9. Relaciones humanas
El punto seis es suficiente para disparar las alarmas, pues abona el terreno donde crecerán fortalecidos el oportunismo y la simulación.
La inquietante reunión ocurrió en los mismos días del Congreso de la UNEAC, donde varios delegados criticaron el estado de la educación cubana y de la formación de valores. Por un lado, se exige que se fomente el talento y la creatividad y por otro, los férreos límites de la ideología segregan a los que piensan diferente.
No me preocupo tanto por mi hijo, pues en los dos años que le quedan para acceder a otro nivel de enseñanza puede ser que ya la impopular medida no exista. Sin embargo, me asusta una Nación donde no se premia el talento, sino la incondicionalidad ideológica; donde un estudiante que participa en una demostración política, puede ser mejor evaluado que aquel que domina los contenidos; donde las propias intituciones escolares señalan, como más atractivo, el camino de las máscaras"

SALUDOS

Un saludo a todos. No me resito a dejar de amenizar estos breves comentarios sobre la Educación en España con unas reflexiones del Catedrático de Filosofía Gabriel Albiac (aunque está entrecomillada, la cito de memoria).
En fin, la cosa tiene su aquel, como diría el castizo.

"Goethe decía que el que sabe realizar algo, lo hace; y el que no, lo enseña. A lo que hoy, principios del siglo XXI, habría que añadir: y si no sabe hacer ninguna de las dos cosas, se dedica a la pedagogía"

viernes, mayo 16, 2008

¿POR QUÉ NO FUNCIONA LA ENSEÑANZA? III

¿Inmigración?

A menudo surge la cuestión migratoria. Se dice que los colegios privados o privados/concertados tienen mejor calidad porque acogen menos alumnos inmigrantes. Y esto es así, según la psicopedagogía políticamente imperante, porque la defensa de los más débiles (económicamente más débiles, aunque no siempre solo económicamente), en este caso los inmigrantes, nos obliga a rebajar la exigencia en la instrucción y acentuar las capacidades socializadoras de la escuela. En fin, de nuevo una tesis buenista en absoluto justificada.
Primeramente, quien más perjudicado sale con una enseñanza sin calidad, esto es, de baja instrucción, es precisamente el inmigrante. La enseñanza básica y estatal debe servir, entre otras cosas, para que sea posible la movilidad social. Y sin calidad, esto no se produce. Es precisamente el inmigrante, dada su precariedad, el más motivado para esta ascensión social (el que en circunstancias normales se mostraría más motivado). A finales de los años sesenta y en la década de los setenta los hijos de los trabajadores (clase baja y media baja) podían aspirar a mejorar las vidas en relación con las de sus padres porque la enseñanza pública tenía unos niveles de exigencia aceptables. Pero esto implicaba una selección inevitable (selección inevitable, o sea, la bestia negra de la psicopedagogía imperante). El factor fundamental de esta discriminación era la propia capacidad, voluntad y esfuerzo del estudiante. Y en absoluto el nivel económico del mismo. Afortunadamente para muchos de los que hoy somos adultos e hijos de humildes trabajadores nadie se atrevió a llevar a la práctica la tesis educativa psicopedagógica que con tan buena conciencia se repite por doquier: a saber, que en los Centros educativos donde había más pobres había que rebajar el nivel de instrucción en aras de la socialización.
Los pobres en los años sesenta y setenta, y los inmigrantes en el 2008, son en muchos sentidos equivalentes, pues son los que más interés tienen en ascender social y económicamente. La diferencia fundamental es que antes los pobres éramos españoles y ahora esos pobres son extranjeros. Ahora bien, la dificultad integradora se da por la lengua, y no tanto por la nacionalidad. ¿De dónde vienen los inmigrantes? Gran parte de los inmigrantes que recibe España son hispanohablantes. En este caso las medidas integradoras no deben ser extraordinarias. ¿Y cuáles deben ser las medidas extraordinarias para los inmigrantes no hispanohablantes? No me atreveré a dar una respuesta concluyente y cerrada, pero en mi humilde opinión cualquier medida extraordinaria en este aspecto debe pasar por un aprendizaje intensivo de la lengua que habla la mayoría de la población. El porcentaje de inmigrantes no hispanohablantes debe aprender la lengua. La integración y su formación pasa ineludiblemente por este aprendizaje. Pero de nuevo aquí tropezamos con planteamientos melifluos. Las llamadas aulas de enlace sustituyen ahora a los grupos de diversificación. El planteamiento psicopedagógico recomienda que la separación del grupo base para aprender la lengua y familiarizarse con la cultura debe ser también “un ratito”, pues como la integración se entiende fundamentalmente como contigüidad, el alumno ruso o chino debe volver a su grupo base para estar con los compañeros de su misma o parecida edad. En mi opinión un inmigrante chino que lleva un año en España, y que apenas dice buenos días o cómo esta usted, debe tener un aprendizaje intensivo de la lengua, y en nada ayuda pasearle por las clases de física o historia si no entiende ni el diez por cientos de lo que dice su profesor ni sus compañeros de aula. Esto no es integración, y a pesar de pecar de reiterativo, insisto: es sólo coexistencia espacial con otros alumnos de su misma edad.

jueves, mayo 15, 2008

¿POR QUÉ NO FUNCIONA LA ENSEÑANZA? II

¿Obligatoriedad hasta los 16 años?

Un razonamiento elemental me puede llevar a concluir que aumentando los años de educación obligatoria aumenta la calidad de la enseñanza. Pero se obvian algunas objeciones básicas de psicología evolutiva. De nueve a diez años y de quince a dieciséis ha transcurrido un año. Pero la equivalencia cuantitativa no se corresponde con lo cualitativo. Es decir, un niño de diez años no es igual que un niño de dieciséis. Este último tiene una voluntad más formada. Si dice no quiero, es no quiero, y las posibilidades persuasivas del padre o del educador caen en barrena. De modo que, por sí misma, esta medida tampoco es buena. Puede ser buena o mala según otros factores. Me inclino a pensar que es mala si va acompañada de una enseñanza uniforme y en exceso teórica. Puede ser buena si va acompañada de diferentes itinerarios que permitan al alumno y a sus padres acomodar la formación del alumno a sus capacidades e intereses.

Hoy en día la enseñanza secundaria es uniforme, a mayor gloria de ideales de igualdad, pero como la realidad es tozuda, cada vez más se implementa con medidas diferenciadoras (llamadas por el argot psicopedagogo diversificadoras) que se cuelan por la puerta de atrás. No obstante, la diferenciación aparece de modo perverso, pues es considerada como una ayuda hacia los alumnos para ponerse al nivel del grupo base. Esto es, diferencia para conseguir la anhelada igualdad. Diferencia con mala conciencia, podríamos llamarlo. Se les saca en pequeños grupos de la clase nodriza y se les intenta enseñar más intensivamente apelando a su deficiencia, diferencia o peculiaridad. En fin, así dicho parece hasta bonito, pero tal orientación es estructuralmente nociva. ¿Por qué?

Empezando por el eufemismo que la designa: diversificación (mal empezamos si la educación, que tiene que ver con el lenguaje esencialmente, se empeña en oscurecer los términos para no ser entendida) y acabando con el fin que pretende, muy buenista él (y como todo buenismo inútil cuando no contraproducente): todos iguales, y por ende, al final todos iguales en la ignorancia.
No insistiré en los motivos reales que llevan a formar este grupo diversificado, pero en la práctica, la mayoría de las veces, el grupo de diversificación es una pintoresca mezcla de alumnos con problemas de conducta y alumnos con deficiencias cognitivas. Intentar atender a los dos sin volverse loco es literalmente imposible. ¿Cómo enseñar a leer a Pepito mientras que Juanito intenta tirar por la ventana a su compañera de pupitre? He ahí un dilema no resuelto aún por la moderna ciencia psicopedagógica.

La cuestión esencial no es que el grupo separado alcance al grupo base (desgraciadamente la mayoría de las veces el grupo base es literalmente base, un verdadero desierto de conocimientos y de buenos hábitos), sino que todos aprendan y se formen lo mejor posible, lo cual está reñido, al menos empíricamente reñido, con que se formen igual. Una honesta diversificación es la que plantea la diferencia estructuralmente, con distintas ramas de enseñanza secundaria. Y para procurarla deberíamos cambiarle el nombre y definir claramente los fines que persigue. Es decir, diferentes ramas de enseñanza secundaria porque las personas tienen diferentes intereses y porque esto aumentaría la excelencia académica e incluso la profesional. Y hasta si me apuran, en un sentido utilitarista, la felicidad de la mayoría. Intuyo que el número de juanitos que intentan tirar por la ventana a sus compañeras de pupitre disminuiría significativamente. A su vez, el número de pepitos que aprenden a leer aumentaría en proporción. En fin, que sobran razones.

¿Por qué no se hace? Lo ignoro. Pero quizá en un planteamiento teórico donde conceptos como integración e igualdad imperan (esto es así en el ideario educativo socialista desde los tiempos de la LOGSE hasta la LOE actual) los subgrupos diversificados deben volver al espacio de la clase base (esto ocurre intermitentemente durante el curso o bien en el curso siguiente) en aras de la integración, confundiendo integración con la mera contigüidad. Es obvio que estar más juntos durante el mayor tiempo no es estar más integrado. No obstante, admitir ramas de enseñanza secundaria diferentes, pero con igual valor educativo, atenta contra el valor de igualdad, pues es admitir que la enseñanza publica obligatoria puede enseñar distintas cosas y fomentar la diferencia entre los individuos. Algo abominable para un igualitarista bien pensante. Me parece a mí que esta opción es como preferir que todos vivamos en la miseria (iguales en la miseria) a convivir con cierta desigualdad económica en una población en la cual ya nadie vive en la miseria.
En fin, ya sé que lo ideal es que todos seamos igualmente ricos (todos multimillonarios) y todos genios sumamente inteligentes y sabios. Y puestos a pedir, y todos santos y buenos. Pero mi conocimiento del mundo me hace ser sumamente escéptico sobre esta última posibilidad. De modo que las únicas opciones reales son las dos primeras.

miércoles, mayo 14, 2008

¿POR QUÉ NO FUNCIONA LA ENSEÑANZA? I

¿Dinero?

Es verdad que cuanto más dinero se invierta en la enseñanza, mejor; pero no es verdad que el dinero sea un factor determinante. Es decir, el aumento en la calidad de la enseñanza no se corresponde con el aumento en la cantidad de dinero invertido en ella. Existen umbrales. Si en un instituto hay diez ordenadores es mejor que si hay cinco, pero la calidad de la enseñanza no aumenta en proporción. Es decir, no aumenta el doble. Incluso es posible que sin empeorarla, rebasados ciertos umbrales tampoco sea capaz de mejorarla. Podemos encontrar Centros con menos presupuestos que den una enseñanza con mayor calidad que otros con más presupuestos. Existen Comunidades más ricas (Cataluña) que tienen peor enseñanza que otras más pobres (La Rioja).

jueves, febrero 07, 2008

POLÍTICA Y LENGUAJE

Existen en el lenguaje político términos claramente desgastados. Quizá antaño se correspondían con conceptos precisos que pretendían atrapar la realidad. Pero hoy no pasan de ser expresiones rítmicas, cantinelas más o menos pegadizas capaces, a lo sumo, de hacernos mover los pies o chasquear los dedos, pero que poco o nada dicen ya a la inteligencia. Como si el significante invocado, especie de Cronos hambriento, hubiese al fin devorado el significado. Tales términos no son ya monedas fiables. Tanto uso y manoseo han acabado por borrar el relieve de sus superficies, que era lo único que les daba valor. Así que son sólo trozos de metal. Y, sin embargo, siguen circulando aún en el mercado político como si fuesen de curso legal. Con ellos se compran odios y amores, vituperios y fatuas exaltaciones que vienen finalmente a canjearse en votos, blanqueo definitivo del dinero sucio. Qué importa que sean monedas falsas si, a su manera, siguen funcionando. El chamán más infame sabe que la carencia de significado de una palabra se compensa con creces si adquiere a cambio un poder hipnótico. Y el político que lo sabe, y no lo denuncia, acaba también convertido en chamán. Políticos chamanes. Los he visto. Todos los hemos visto. Arengando a la multitud con sus gestos mientras pronuncian la palabra mágica. Demasiados políticos rapsodas, expertos en coser palabras en precisos hexámetros capaces de afectar a nuestros sentimientos, pero no a nuestra inteligencia. En 1946 George Orwell escribió un breve ensayo donde ponía en evidencia su preocupación por la oscuridad alarmante a la que estaba llegando el lenguaje inglés a la hora de designar contenidos políticos. Decía Orwell: «El término fascismo hoy no tiene ningún significado excepto en cuanto significa algo no deseable. Las palabras ′democracia′, ′socialismo′, ′libertad′, ′patriótico′, ′realista′ y ′justicia′ tienen varios significados diferentes que no se pueden reconciliar entre sí. En el caso de una palabra como ′democracia′, no sólo no hay una definición aceptada sino que el esfuerzo por encontrarle una, choca con la oposición de todos los bandos. Se piensa casi universalmente que cuando llamamos democrático a un país lo estamos elogiando; por ello, los defensores de cualquier tipo de régimen pretenden que es una democracia, y temen que tengan que dejar de usar esa palabra si se le da un significado». Y más adelante, con mayor rotundidad, afirma: «El lenguaje político (y, con variaciones, esto es verdad para todos los partidos políticos, desde los conservadores hasta los anarquistas) es construido para lograr que las mentiras parezcan verdaderas y el asesinato respetable, y para dar apariencia de solidez al mero viento». Constatamos que el lenguaje inglés es susceptible de las mismas perversiones que el español, y que la política en 1942 no es muy diferente de la del siglo XXl.
Las ventajas de las abstracciones, alejadas siempre de referentes reconocibles, es que podemos llenarlas de lo que convenga según el caso. En nombre de la Nación, Hitler extermina a los judíos; por el bien de la Humanidad, Stalin condena a los intelectuales a vivir en campos de concentración; invocando el Estado Justo, Platón expulsa a los artistas. Tolerancia, Progresismo, Conservadurismo, Izquierda, Derecha, Nación, Humanidad..., nada o poco denotan, y sugieren y connotan demasiado. Por pretender valer para todo, para nada valen al fin. Como aquellos elixires que vendían los charlatanes de feria que decían calmar el dolor de muelas y mejorar la vista, y que nada sanaban en realidad. Tal vez lo más acertado sería entonces prescindir del diccionario. Acercarnos a las palabras como el psiquiatra al síntoma. Palabras vacías. Una y otra vez invocadas, como partes visibles del inmenso iceberg del delirio. Para Franco era marxista o judeo-masónico todo lo que no era afín a su ideología. Me pregunto qué tipo de delirio esconden hoy en Euskadi expresiones como izquierda abertzale o Nación Vasca, una y mil veces invocadas. Lanzadas a la multitud como monedas falsas.
Quizá fuese conveniente acercarnos a los términos a la manera del segundo Wittgenstein, y observar, expectantes, los comportamientos de quienes los pronuncian y los escuchan. ¿Qué diría usted si el portero de su casa le comenta que Juan, el del quinto, es muy conservador, el del segundo, progresista, Pedro y Antonio de izquierdas y Laura, la del octavo, de derechas? Probablemente, expresiones vagas: ya me parecía a mí, no lo puedo creer... ¿Qué imágenes se activarían en su mente? Quizá cosas tan peregrinas como si tiene barba o bigote, si es simpático o introvertido, si usa corbata o jersey de lana (en los años cuarenta un fabricante de ropa puso de moda un curioso eslogan: el hombre de derechas usa sombrero). ¿Qué sentiría? Quizá la rabia contenida que le producía en su infancia aquella historia mil veces narrada por la abuela, en la cual se describía con pelos y señales cómo aquel hombre de derechas que todo el mundo conocía en el pueblo delató al abuelo en la guerra. Y finalmente, ¿qué pensaría? Quizá que Juan o Antonio votan a un determinado partido político. Vaguedad de vaguedades. Como cuando decimos que la inteligencia es lo que miden los test de inteligencia. Vaya hallazgo. Si Juan es de izquierdas porque vota a un partido que muchos consideran de izquierdas, ¿por qué ese partido es considerado de izquierdas?
Me tomo la libertad de exponer a continuación una entrada que mi amigo Javier escribió en este blog y que, por su claridad y brillantez, merece ser leída por el mayor número de personas posible. ¡Javier, un saludo afectuoso!

Si tuviese que destacar algo del gobierno socialista de Zapatero, destacaría su uso creador y arbitrario del lenguaje.
Uso arbitrario de indudables tintes totalitarios y que nos trae recuerdos de realidades históricas en las que el lenguaje era un instrumento no para la comunicación, (lo que requiere significados estables y comunes) sino un instrumento para manejar a la opinión pública y evitar ser juzgado por ésta, pues los actos de gobierno no son lo que la gente cree que son, sino lo que el propio gobierno determina que son. Ya no hay que explicar conductas criticables, pues éstas ni siquiera se han producido.Así se puede estar en guerra en Afganistán, claramente una guerra más tradicional que la de Irak, pero ellos deciden que eso no es guerra sino trabajar por la paz. La guerra terrible es la que otros han hecho. Y además, injusta. Y si se discute que ese otro gobierno no estuvo en ninguna guerra, resulta que una foto de cuatro líderes políticos sustituye al mismo conflicto bélico.
Si se sacan a colación guerras anteriores, la 1ª guerra de Irak por ejemplo, resulta que éstas tampoco lo fueron, pues contaban con resoluciones de la ONU, (que abusivamente se consideran distintas a las que tuvo la 2º guerra) con lo que aquello fue otra lucha por la paz.
Para el gobierno del PSOE y sus medios, la negociación con ETA es la lucha contra ETA. El ceder a ETA es acabar con ETA, el ser débiles ante ETA, demuestra la fuerza del gobierno y en esta alteración de significados, la excarcelación de De Juana es lo que más daño puede hacer a ETA. Una vez tergiversado el significado de las palabras, fácil es sacar el resto de las conclusiones. Si el partido popular se opone a la negociación, y cesiones a ETA, es porque no quieren acabar con ella, no luchan contra ella, por lo que son su mejores aliados y en definitiva igual que ellos. Así asistimos con sorpresa a la equiparación de ETA y el PP no solo por líderes políticos sino por numerosos profesionales de medios afines al PSOE.
Fue Orwell el que en su “1984” ya nos contaba aquello de que:La guerra es paz.
La libertad es la esclavitud.
La ignorancia es la fuerza.
Así era la neolengua de Oceanía, en la que se transformaba el léxico y el pensamiento, pues lo que no estaba en la lengua no podía ser pensado.Creo oportuno recordar también algunos de los ministerios de ese país, y como pueden recordar situaciones que hemos vivido recientemente o que estamos viviendo:
Había un Ministerio del Amor que se ocupaba de los castigos y la tortura a su antojo, pues en Oceanía no había leyes escritas para no caer en contradicciones. El Ministerio de la Paz se encargaba de asuntos relacionados con la guerra (no sé como Zapatero, no ha dado ese nombre al de Defensa) y el Ministerio de la Abundancia, se encargaba de conseguir que la gente viviera siempre al borde de la subsistencia. El Ministerio de la Verdad, se dedicaba a reescribir la historia.
A Orwell no se le ocurrió lo de la “Ley de la memoria histórica”.
Impedir que el lenguaje sea transformado por el poder, defender su autonomía, creo que es también luchar por la libertad y por la autonomía de los individuos.
Javier

jueves, enero 17, 2008


Un saludo a todos mis lectores. Próxiamamente publicaré nuevos artículos. Espero vuestros comentarios.